domingo, 19 de noviembre de 2006

Viento arrastra a Valentín por calles de Lima

Periódico no lo quiere nadie


Hace un mes, Valentín Paniagua nos dejó. Los días, luego del último 16 de octubre, no trascurrieron con normalidad para todos los peruanos. Por ello se le rindió homenajes, porque fue un político como pocos, un ejemplo a seguir.

De expresión clara, el "Chaparrón”, apelativo con el que se quedó por siempre luego de las elecciones presidenciales, nunca dejó de luchar por lo que quería; sin embargo, no tuvo suerte: García y Humala habían pasado a segunda vuelta, mientras que la señorita Lourdes lloraba en su tercer lugar. Los votos de Valentín se dividirían entre los dos primeros, triunfando, luego, Alan García.

Así, Paniagua se había despedido de la posibilidad de ser nuevamente Presidente del Perú. Sin embargo, una grave enfermedad, de la cual muchos de los peruanos no sabíamos, invadía su cuerpo. Nuestro “Chaparrón” había muerto, tiempo después, víctima de paro cardíaco.

Hoy pasaba por una calle cerca de mi casa a toda prisa: buscaba a un(a) ingenuo(a) que me vendiera vino en este día de Ley Seca, cosa que conseguí.

En una vereda descuidada, había un papel grande que logré divisar a media cuadra. Mientras avanzaba, pensé que ése era uno más.

Cuando pasé sobre él, lo observé y fue como si nada hubiese cambiado mi pensamiento, pero no, era una gran foto, la de Valentín, en el diario El Comercio, de fecha, domingo 22 de octubre de 2006. Era uno de los últimos sus escritos y que publicó dicho medio.

Fue por esa foto que retrocedí, y una señorita me trabajaba por ahí me quedó mirando, pues ella tenía su puesto de ferretería al lado del papel periódico. Me miraba extraña porque saqué mi cámara y le tome la foto que ustedes pueden ver aquí, y es que yo me preguntaba cómo la gente puede tener tan poco valor a un escrito que había realizado uno de los últimos demócratas más respetados de la república peruana. No pues, dije, le tengo que tomar una foto a esta desgracia.

Al periódico, mientras me esmeraba en hacerle unas cuantas tomas, el viento le cambiaba el rumbo. Las pisadas que había recibido ese papel eran, seguro, incontables. Tenía agujeros y huella de zapatos y zapatillas de muchas marcas.



Dio pena ver esa imagen, tirada y pisoteada, en la vereda de una calle, aparentemente, limpia, aún sabiendo lo que fue y todavía representa para nosotros, el “Chaparrón”. Un mes, para nada. Como dice la canción, "tu amor fue un periódico de ayer", habrán pensado, "que nadie más procura ya leer", y lo botaron.

Con él, eso no debe suceder. Solo me pregunto quién había comprado ese diario, quién era su dueño. Por eso dicen que los peruanos olvidan rápido. ¡Saludos, Valentín, en donde estés, y date una ayudadita pues, para salir de esta miseria.

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