Las seis últimas páginas de este libro me causan un espanto tremendo, al colmo de ponerme la piel de gallina, por la forma cómo el escritor hace un excelente cita de uno de sus personajes. Da la sensación terrible de estar viviendo ese momento, más aún, en el silencio y en la oscuridad de la madrugada en que terminé de leer este relato, tan bien escrito por David Hidalgo, periodista del diario El Comercio, y con el prólogo de Cecilia Valenzuela.
Esta historia está basada en el crimen ocurrido en Challapampa, un pueblo arequipeño. Cuenta el asesinato de dos jóvenes enamorados en mayo de 1976, caso del que nunca se supo quiénes fueron los culpables, más que solo indicios y especulaciones.
Las trabas que existían en ese momento no dejaron profundizar en el caso. Al parecer, el vicio y las malas costumbres heredadas hasta ahora por el “papelito manda”, es la que truncaba la investigación, sin finalmente, esclarecer los hechos y sin conocerse a los culpables, pero que luego la justicia divina respondió.
La influencia de personajes respetables, acreditados por la alta sociedad de su tiempo, que nada tiene que ver en un juicio justo, y el dinero, hizo quebrar el proceso, que algunos jueces a cargo de la investigación apoyaron.
Un caso que empezó mal, terminó del mismo modo, sin que los afectados consigan justicia que sin descanso clamaban. Sin embargo, hubo un juez de apellido López, el último de cuatro, que fue quien más empeño le puso al caso. Pero éste no tuvo el apoyo ni el respaldo de las autoridades que actuaban junto a él. Tuvo muchos obstáculos para realizar las investigaciones.
Sin duda, la historia nos deja una realidad que vivimos los peruanos hasta hoy: la corrupción, la injusticia, el poder y el dinero, la poca preparación de los investigadores, el desgano y los intereses propios de algunos, que actúan sin importar sus consecuencias.
Esta es una investigación que www.agenciaperu.com realizó con gran esmero y profundidad y eso lo vemos al leer el libro, cuyo título fue tomado del poema de Blanca Valera, “La muerte se escribe sola”, incluido en su poemario Concierto Animal.
Cortas preguntas al escritor
Por correo electrónico.
1. ¿Qué sensación te dio escribir esta historia?
- Debo reconocer que escribí con una fascinación total. Tengo ciertadebilidad por las historias negras y esta es una de las más oscuras que meha tocado relatar. El crimen es espantoso, pero los detalles del proceso,los personajes, el desenlace, todo es tan lúgubre que hacen de esta unahistoria estupenda dentro de lo terrible. De Quincey, en "El asesinatoconsiderado como una de las bellas artes", dice que el perfecto asesinotiene por fuerza que ser un hombre de buena posición. Me llamaba la atenciónque ese criterio se aplicara a este caso.
2. ¿Qué tan real es esta historia?
- Es absolutamente real. Es un reportaje, en el sentido de que cadahecho está probado. Cada detalle del clima, las descripciones de laspersonas, de los lugares, de los hechos mismos están basados en documentosdonde se dice que así ocurrieron. Entre el primer y el cuarto capítulo noexiste un detalle que no pueda probarse. Pero los editores consideraronoportuno cambiar los nombres de los personajes y eso convierte a la historiaen una ficción. Cuando se decidió hacerlo así, tuve la licencia de plantearel quinto capítulo con más libertad. Esto quiere decir que el sesenta porciento es exacto, como todo lo anterior, y un cuarenta por ciento estábasado en hechos que ocurrieron de verdad, de los que tenemos al menos unareferencia probable. Repito que esto solo fue posible cuando se decidiócambiar los nombres. Ese simple detalle convertía el texto en un relato deficción y eso nos daba libertad. Ahora, yo siempre enfoqué el trabajo comoun texto de no-ficción, porque me interesa ese género.
3. Las seis últimas páginas me han causado una sensacióninolvidable, hasta podría decir, de espanto, pero esto ¿es real o fue un invento tuyo para terminar la historia?
- Bueno, dicho lo anterior, te puedo garantizar que las seis últimaspáginas narran hechos totalmente ciertos. Tenemos las transcripciones de lasentrevistas, además de todos los documentos del caso. La investigación deDiego Fernández Stoll y Daniel Yovera es impecable. En un segundo viaje, conDiego, pudimos recolectar más detalles que daban algo más de color y vida ala historia. Ver a los personajes en fotografías de la época fueimpresionante. Era como descubrir que personas de novela tenían un pasadoverdadero. Todo ocurrió de verdad, por impresionante que parezca.