Mi sueño en sus pies
En lo que va del campeonato, nuestra selección Sub 17 ha demostrado que no tiene límite. Quieren el campeonato, la copa, pero no lo dicen, son silenciosos. Tayikistán tuvo a su favor la cancha. Están acostumbrados a jugar así; nosotros no. Éramos superiores desde el primer minuto hasta el final, pero solo pudimos alcanzar el triunfo desde los doce pasos, luego de jugarse 120 minutos de juego. Gracias Eder, gracias muchachos.
Particularmente, veo al equipo con mucha bronca. Presiento que ellos aún no demuestran todo su poderío. Tal vez con este último partido se hayan mostrado más agresivos, hasta puedo decir que quizá fue su mejor presentación en lo que va del torneo. Estoy seguro que contra Ghana dejarán su sangre en la cancha. Estoy seguro que ellos quieren llegar a la final y llevarse la copa, como yo lo soñé desde pequeño, sueño ahora que no está muy lejos de la realidad.
Algunos dicen que ellos ya demostraron que son capaces de cualquier cosa en el campo de juego y que esto ya es suficiente. Apuesto a que los chicos no están de acuerdo con esa afirmación y conformidad casi nacional. Sé que nos darán más alegría. Confío en ellos.
Cuando los veo jugar me pregunto por qué la selección de mayores no se entrega del mismo modo en cada encuentro oficial que tiene. A diferencia que estos, los menores casi aún no tienen un equipo donde jugar. Es más, cuando regresen Alan los llamará, les dará un premio, estarán recorriendo los estudios de televisión, visitarán al diario El Bocón por ser el único medio escrito qu confió en ellos, porque están allá con ellos, sufriendo, llorrando, riendo, menos mal, de alegría, satisfacción. Pero luego, no se sabe cuál serña el futuro de todos ellos.
La mayoría de ellos son de condición económicamente humilde. La gloria lo llevarán en el corazón y en la memoria, como nosotros, pero con menos intencidad que la de ellos. Esa es la gran pregunta, ¿qué será de ellos luego de terminado el campeonato mundial sub 17? Nadie sabe. Chicos, si alguna vez leen esta columna, les deseo la mejor de los éxitos y les doy las gracias por por toda la alegría que nos dieron, por entregarse en cada partido, por lucharla, por no tener miedo a nadie.
Ustedes están cumpliendo un sueño que yo nunca pude cumplir, algo que quise hacer cuando tenía 15 años y que hoy veo en sus pies, sus ojos, su furia, su garra, su inteligencia (porque hay que ser inteligente para jugar). Gracias por todo eso. Cuando veo a sus madres, pienso en la mía, cuando quiso meterne a la Alianza Lima cuando tenía 13 años, y veo en ellas también a mi madre, y siento que mi corazón se empuña y el nudo en mi garganta se hace irresistible. Ustedes saben qué sigue. Ahora ganemos a Ghana este sábado, sí podemos. Sean atrevidos, no tengan miedo, ¡cómanlos!
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