miércoles, 5 de abril de 2006

El efecto "Magaly"

Desde fines de enero de este año, el ex comandante Ollanta Humala ha recibido una serie de denuncias en su contra, pero lo más notorio e indignante es que muchos medios de comunicación, con fines sospechosos, lo venden como un violador de derechos humanos. Yo no estoy a favor ni en contra de algún candidato, pero sí me mortifica la forma de enfocar la noticia.

Están tratando de lavarles la cabeza a los televidentes con información sesgada y muy sugerente, dirigida. Hacen todo lo posible para dejar al candidato nacionalista como la peor opción que tiene el Perú.

Lo que me parece injusto es que no se trate de igual a los demás. Al señor García se le cuestiona el desastroso gobierno que tuvo y contra eso nada puede hacer. A Lourdes Flores le rodean los empresarios, quién sabe con qué fines, y eso nadie no lo puede negar.

Esto me lleva a la siguiente reflexión. Las grandes empresas están muy ligadas a los medios de comunicación a través de la publicidad. Sin ésta la prensa no tendría con qué vivir. Tanto así que algunas tienen un porcentaje de las acciones de los medios. Si esto sigue así, jamás habrá una verdadera libertad para informar. Seremos un país lleno de rencores, de utopía.

Los medios usan su poder para sugerir, guiar o hipnotizar a la gente para que piense de tal o cual manera, y siempre será así mientras estén en juego sus intereses.

Pero es cierto que el líder nacionalista es un enigma, algo indescifrable. Dice que no sería un gobierno dictatorial, que no expropiaría los medios de comunicación, que no mataría homosexuales, etc. Pero nos entra la duda porque admira a Velasco Alvarado. Sus lasos con Hugo Chávez son claros, pero dice que no aplicaría sus medidas de gobierno.

Ellos has sido militares y admiran al mismo general, Fidel Castro. Entonces, sí hay motivos para dudar, pero no para sentenciar. No somos jueces ni fiscales; somos comunicadores, y nuestro objetivo como es informar, y bien.

Es muy obvio, no lo quieren. Siembran temor, y muchas veces terror, entre los electores. Entre ellos la idea es clara: “No dejar, a toda costa, que Ollanta Humala gane las elecciones”. Por eso apoyan a Lourdes indistintamente. Con ella no perderán nada, pero sí es claro que ella representaría estabilidad política y económica, pero quienes la rodean no son de confiar.

Como notará, los medios de comunicación no son tan creíbles como dicen ser. Siempre existen excepciones, pero en este momento la sociedad vive enferma con ese tipo de programas, y tal vez no lo sepan. Existe una magalyzación en la pantalla chica.

Creo en la igualdad para todos. El mismo trato. Sea quien sea. ¡No al abuso del poder! Si queremos mejorar nuestra democracia, debemos elegir a los mejores candidatos que exista en el país. No escogiendo a unos improvisados que solo ven el gobierno como si fuera un gran negocio. Esos no merecen gobernar y menos ser nuestros representantes.

¡Qué vergüenza! Qué se dirán de los peruanos en el extranjero. Mediocres, sin memoria ni ideales. Yo vuelvo a decir que la educación es una parte fundamental para combatir esta porquería llamada corrupción. Al peruano le gusta más la plata que la justicia. Un billete por lo bajo no vendría nada mal, dirían algunos. Sean conscientes, ganen la plata que merecen y acabemos con esto. Me apena el idealismo con el que vivo porque sé que es difícil ganar esta guerra.

Necesitamos gente nueva, no necesariamente joven, pero sí consciente de lo que necesitamos. No hay que meter a todos en un mismo saco. No todos son corruptos. No todos son mediocres. No todos son analfabetos. Pues si todos no los son, ayudemos a que los demás no lo sean. Tengo la esperanza que dentro de algunos años el Perú será diferente, mejor. Espero no equivocarme. Mientras tanto, escojamos vivir en paz.